Es una de las más importantes y antiguas historias de la mitología egipcia, aunque la narración completa más conocida nos llegó de la mano de Plutarco (hacia el año 120 d.C.).
Los hermanos Nut y Geb habían tenido dos hijos Osiris y Seth, y dos hijas, Isis y Neftis. Cuando le llegó el momento de su retiro, Geb pasó el gobierno del mundo a su primogénito Osiris, un tipo listo y encantador que supo llevar la corona con justicia y bondad, en compañía de su esposa Isis que era otro cúmulo de virtudes.
Pero en aquellos tiempos de paz crecía la semilla de la discordia en la persona de Seth, que lleno envidia comenzó a planear deshacerse de su hermano. Y fue al final de un banquete cuando Seth hizo traer un hermoso y enjoyado cofre que regalaría al invitado que mejor encajase en él. En el momento en que el Osiris se metió en el cofre, que tenía exactamente sus medidas, Seth cerró el cofre y lo arrojó al Nilo.
Incapaz de renunciar a su esposo, Isis lo buscó hasta llegar a la ciudad de Biblos (Líbano), de donde se trajo a su amado. Seth descubrió el cofre y descuartizó el cuerpo de su hermano pero, transformadas en pájaros, Isis y Neftis trabajaron hasta poder reconstruir el cuerpo. Con sus mágicos poderes Isis devolvió a la vida a Osiris lo suficiente como para tener un hijo con él, Horus, pero no tanto como para que volviese al reino de los vivos, de modo que se retiró a gobernar el de los muertos.
Con los cuatro actores de hoy ya conocemos a los nueve dioses y diosas de la Enéada, de quienes se creían descendientes los faraones y faraonas egipcios.
*Fuente: Joyce Tyldesley: Mitos y leyendas del Egipto antiguo.
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