EL DESFILE

De las múltiples formas en que puede vivirse el carnaval la del desfile resulta la más intensa. Porque el carnaval es ante todo una fiesta de todos en la calle, tanto si ese “todos” son muchísimos o algunos menos en comunidades más pequeñas.


Como espectáculo el desfile necesita espectadores y protagonistas, además de un equipo de organización cuyo trabajo en la sombra puede ser enormemente excitante. Quienes desfilan y sus equipos son sin embargo los encargados de poner creatividad para asombrar, ensayos y pruebas en busca de la perfección y gracia para arrancar una sonrisa a los asistentes.


La parafernalia y los complementos transcienden el plano de lo accesorio y la fina elección de los detalles marcará la diferencia entre un desfile corriente y una experiencia inolvidable.


El grupo o comparsa que logre sorprender por su originalidad, ya sea en el atuendo, la música o el movimiento gozará del premio de permanecer más tiempo en la memoria del público, juez incorruptible que nos devolverá muchas veces las imágenes de los mejores momentos vividos.
  

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