Es casi imposible sustraerse al acontecimiento que inundó la actualidad de aquel verano de 2010, cuando el bueno de Iniesta acertó a batir la portería holandesa en un partido que paralizó prácticamente todo el país. Como no podía ser de otra manera, el Campa lo incluyó en su horario de aquel primer día del segundo turno de nuestros campamentos, y pudimos ser testigos de un acontecimiento histórico: España ganaba por primera vez en su historia la copa del Campeonato del Mundo de fútbol.
Impulsad@s por ese espíritu energético, el campamento continuó su transformación en un particular poblado indio en el que además de comanches, sioux o arapahoes, y producto del humor que siempre reina en esta particular ciudad, uno podía cruzarse con un indio vestido de faralaes o, en el día de San Fermín, encontrarse al toro confraternizando y tomando un piscolabis con l@s moz@s corredor@s después del encierro matutino…
La instalación seguía avanzando en su aspecto, y se iba añadiendo o renovando el mobiliario. El mini pabellón de lona conocido en el campa como el “borracho azul” era trasladado de lugar, y nuevas especies arborícolas venían a sumarse a las más de 30 que ya había.
En el terreno internacional, a las convocatorias tradicionales de la Selva Negra y Córcega, sumábamos ese verano, después de visitar aquella zona y conocer a unos nuevos amigos portugueses , una nueva cita, en este caso en un bello paraje a orillas del río Tajo, situado en Gaviao, a 100 km de Lisboa, en el Distrito de Portalegre.
Nhorte seguía creciendo, y para el recuerdo de tod@s deja, aquel 11 de Julio de 2010, el estruendo que se oyó en todos los lugares de España….”¡¡¡Goooooooool, Iniesta de mi vida…!!!”
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